Etapas de Formación
Formarse completamente en la forma de vida franciscana es un proceso de múltiples pasos, ¡que dura toda la vida! El compromiso con esta formación en todas las fases de la vida exige y fortalece nuestra identidad cristiana y religiosa como frailes franciscanos.
Formación Franciscana
Es una etapa de iniciación, centrada sobre todo en la clarificación de la identidad personal del hermano Postulante y de su experiencia religiosa.
Nuestro programa de postulantado ofrece una orientación intensa a la vida franciscana y la oración de la comunidad, así como a las oportunidades para el ministerio. Durante este tiempo, los postulantes cuentan con recursos para ayudarlos a desarrollar las cualidades psicológicas y emocionales necesarias para la vida religiosa y el ministerio.
Esta primera etapa se realiza mediante un proceso de discernimiento que lleve al joven, con la ayuda del maestro y demás hermanos de la formación, dentro de las actividades programadas, a experimentar las bases de su seguimiento a Jesucristo a través del carisma franciscano.
Casa de formación en Ayacucho: Fraternidad San Francisco de Asís. Calle 28 de Julio N° 305, Apartado 125, Huamanga, Ayacucho.
Él trabaja en la profundización de su relación con Dios y desarrolla su identidad franciscana estudiando nuestra Regla y las Constituciones Generales, así como los votos de pobreza, castidad y obediencia.
El noviciado, con el que comienza la vida en la Orden, es un periodo de más intensa formación en donde el novicio interioriza los contenidos de la espiritualidad franciscana y de la Orden.
Como miembro formal de la Orden, el novicio recibe la prenda distintiva franciscana, o hábito de la Orden, que consiste en una túnica marrón con una capucha, y un cordón blanco que sirve como un cinturón. Normalmente, el cordón tiene tres nudos, simbolizando cada uno de nuestros votos religiosos: pobreza, castidad y obediencia. Pero como el novicio aún no ha hecho esa promesa, el cordón no tiene ningún nudo.
El novicio debe dedicarse al ejercicio de la contemplación, de la penitencia, de la pobreza, de la fraternidad, del trabajo y del servicio humilde a los necesitados de nuestro tiempo, dentro y fuera de la casa.
La formación de los novicios ha de ser integral, de manera que su proceso formativo se complete con una gradual y activa participación en la vida de la iglesia particular y de la sociedad.
El tiempo de la profesión temporal es aquel durante el cual se completa la formación para vivir más plenamente la vida propia de la Orden y cumplir mejor su misión; además, los hermanos se preparan para emitir la profesión solemne. Compete al Maestro, con el Coetus formatorum, dirigir toda la actividad formativa.
Durante el período de profesión temporal o post-noviciado, los frailes continúan su preparación, ya sea ministerial o profesional, y son educados de acuerdo a las necesidades de la Iglesia, la Orden y la Provincia; potenciando sus dones y cultivando los valores de la vocación franciscana bajo la guía de los acompañante o formadores. Muchos hermanos, según sus capacidades, junto a los estudios eclesiásticos también recibirán formación técnica o laboral en campos como la enfermería, el trabajo social o educativo, y otros, en una institución apropiada.
Todos los hermanos deben recibir, durante el período de su profesión temporal, una formación integral específicamente franciscana –teológica y humanística–, a fin de vivir más plenamente la vida de nuestra Orden y cumplir más idóneamente la misión de ésta.
Casa de formación en el Rímac, Lima: Fraternidad Santa María de los Ángeles. Calle Manco Cápac N° 202-A, Apartado 178, Lima 100, Rímac (Lima 25).
Si es aceptado, profesa públicamente los votos de pobreza, castidad y obediencia para el «resto de mi vida». Esto marca el comienzo de la pertenencia como miembro de pleno derecho y toda la vida en la Orden de Frailes Menores.
Los frailes llamados al ministerio ordenado deben primero ser profesos perpetuos.
Viviendo el compromiso que han hecho de manera consciente y responsable a través de la formación permanente, los profesos perpetuos nutren el suelo para los futuros frailes y se esfuerzan en dar un buen ejemplo abrazando totalmente y cada vez más de la vida evangélica. Los retiros provinciales, los encuentros fraternales, los años sabáticos, y los estudios superiores son parte de la formación permanente.
Lo más importante, esta formación ocurre en el contexto de la vida del día a día en la comunidad y el ministerio donde uno está siempre aprendiendo y siempre siendo llamado y formado para una relación cada vez más profunda con Dios.
