En cambio, el padre Alonso Vázquez resumirá así: sabe que el siervo de Dios pasó a estas partes tan remotas por dos fines: el primero, por huir del aplauso y honra que por su santidad y vida le hacían los lugares de España, donde le conocían; el segundo, por la conversión de las almas, en cuyo ejercicio se ocupó siempre, exhortándoles con sus palabras y grande ejemplo, confesándolas y predicando en las iglesias, plazas y calles, sacando muy gran fruto para las almas y servicio de nuestro señor. Hizo muchos milagros en esta custodia el poco tiempo que vivió en ella porque después se fue a la Provincia de los Doce Apóstoles. Y en la ciudad de Lima floreció en milagros.
- Tomado de: “El apóstol de América: San Francisco Solano”. L. J. Plandolit. Diputación Provincial de Córdoba, 2010).
- Imagen: Tucumán, Argentina (intucuman.info)