Después de dos largos años, desde noviembre de 1588, en que salió el santo del convento de la Zubia (España) para incorporarse a la misión que venía del Tucumán, hasta el otro noviembre de 1590, en que llegaron a su destino, veía el santo cumplido su deseo de dedicarse a la evangelización y abierta la puerta de su anhelo de llegar a padecer el martirio.
-Tomado de: “El apóstol de América: San Francisco Solano”. L.J. Plandolit. Diputación Provincial de Córdoba, 2010.
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